A punto de acabar el año, es hora de hacer una breve reflexión de lo que ha sido este año 2010 y de los deseos para el próximo 2011 desde el punto de vista fotográfico. No ha sido un mal año, pues para mi hacer fotos y viajar es un binomio perfecto e irresistible y teniendo en cuenta que sólo dispongo de cuatro semanas de vacaciones al año, le he sacado bastante partido a esta condición.
Pasé los primeros días de 2010 en Estambul, en mayo estuve en Marrakech, en agosto en Lanzarote y en diciembre en Senegal. Sin lugar a dudas el viaje más satisfactorio ha sido este último, porque más allá de las fotografías realizadas, se añade una componente emocional de considerable calibre.
En este 2011, voy a empezar un curso de fotografía avanzada en la casa de cultura de Santa Pola que transcurrirá desde enero a mayo con un total de 80 horas lectivas y que imagino que dará mucho de si. Es la primera vez que asisto a un curso de formación fotográfica, pues siempre me he buscado la vida para ir progresando en estos temas. Pienso que esta componente autodidacta, aún siendo dilatada en el tiempo, puede arrastrar ciertos vicios y dejar de lado otros aspectos importantes que corregir, por lo que espero que este curso me sirva para progresar y consolidar los conocimientos que tenga al respecto. Por otro lado, intentaré seguir viajando todo lo que pueda, si el trabajo y los compromisos personales no me lo impiden.
Viajar te permite ver otras realidades de primera mano y te hace reflexionar acerca de lo que le pedimos a la vida para acercarnos a un “supuesto» estado de alegría o felicidad y siempre acabas viendo que todo es relativo y claramente injusto. Inmersos en unas navidades caracterizadas por un consumo desmedido, ves por ejemplo, los anhelos de otros niños -como en las fotografías que ilustran esta entrada- y uno no puede cuando menos, plantearse muchas preguntas, que aunque sus respuestas quizá sean un tópico, no dejan de ser verdad.
Para este 2011 que entra, sólo deseo que la gente sea consciente de lo que tiene, valorando las cosas en su justa medida y que trate de ser feliz. Procuro tener siempre presente una cita popular que mi padre me recordaba con cierta frecuencia y que decía: “No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita”. Desde esta reflexión deseo de corazón un 2011 para tod@s, donde aprendamos a ser más felices y menos inconformistas, ya que no nos podemos quejar. Tenemos más de lo que necesitamos. Feliz año nuevo.